Buscando a Maxo
- Moléculas Malucas
- 5 nov 2020
- 19 Min. de lectura
Actualizado: 24 sept
Una entrevista a Dante Bertini
Entre 1973 y 1974 el dibujante e ilustrador Dante Bertini colaboró en el boletín clandestino Somos, del Frente de Liberación Homosexual (FLH). Bajo el seudónimo “Maxo”, llevó a cabo tapas, dibujos y artículos para la publicación, una de las pioneras en el mundo de la prensa liberacionista homosexual en castellano. Luego de búsquedas en archivos y de conversaciones con diferentes miembros del FLH, entre quienes Maxo aparecía como una figura clave pero de recuerdo borroso, Juan Queiroz logró ubicar al artista. En esta entrevista inédita, realizada en 2017, Bertini habla por primera vez de su trabajo en Somos y de las condiciones de persecución de la época en que efectuaba sus colaboraciones.
Por Juan Queiroz

El Frente de Liberación Homosexual y el boletín Somos
El Frente de Liberación Homosexual de Argentina (FLH) se constituyó en agosto de 1971 en una reunión celebrada en el departamento del escritor Blas Matamoro, en el barrio de Once. Fue una agrupación militante clandestina que se mantuvo activa durante cinco años y que funcionó horizontalmente, dividida en grupos autónomos, hasta su disolución en 1976 [1].
Hacia octubre de 1973, el poeta Néstor Latrónico, integrante del grupo Eros del FLH, planteó dentro de la agrupación la importancia de contar con una publicación propia [2]. La propuesta se debatió por separado entre los distintos grupos confederados del frente y fue aceptada con entusiasmo. Al poco tiempo Eros convocó a una reunión para elegir el nombre del boletín, que se llevó a cabo en el barrio de Núñez, en la casa Fidel, uno de los militantes del FLH. Entre las varias propuestas que fueron evaluadas luego de iniciado el encuentro, la mayoría votó por el nombre "Somos", sugerido por Fernando Alberto García, un artista y ceramista miembro de Eros [3].
A los pocos días, el departamento de Latrónico en la calle Colombres 1037, en el barrio de Boedo, se transformó en una de las bases clandestinas para la compaginación y el armado de los primeros cinco números de la publicación y del boletín Sexo y Revolución [4]. En diciembre de 1973 comenzaron a circular de manera secreta en Buenos Aires las pocas decenas de ejemplares impresos del número uno de Somos. En las reuniones que se realizaban para discutir los contenidos, el Grupo Eros, a cargo de la edición, recibía artículos, poemas y recortes de prensa por parte de los distintos grupos. Eros estaba integrado por artistas y estudiantes de izquierda y tenía a Néstor Perlongher como alma mater. Por su parte, Héctor Anabitarte, líder del grupo Nuestro Mundo, desempeñaba un papel clave en Somos, no solo con sus artículos sino como su principal distribuidor en agrupaciones militantes del exterior, con quienes la articulación de alianzas era clave para denunciar la persecución antihomosexual en Argentina [5]. A pesar de ser una edición casera y del riesgo que implicaba su distribución, Somos llegó a publicar ocho números con una tirada que variaba entre cincuenta y doscientos cincuenta ejemplares [6].


Buscando a Maxo
Mientras investigaba archivos del FLH, la firma de Maxo en algunos dibujos de Somos captó mi atención. La mayoría de los miembros del frente a quienes había entrevistado conocían el trabajo de Maxo, pero ninguno recordabaael nombre real que se escondía detrás de ese seudónimo. Busqué sin éxito su firma en otras publicaciones de la época para poder continuar la investigación y entender las circunstancias de su participación en Somos. El primer número del boletín llevaba en la tapa un dibujo sin firma, poco más tarde supe que había sido realizado por Maxo.
En una entrevista que le realicé a Néstor Latrónico en 2016, recordaba: “Recomendado por un amigo en común fui a ver a un muchacho, de quien no recuerdo su nombre, a su casa de San Telmo. Estábamos buscando a alguien que ilustrara la tapa del número 1 de Somos. Le conté de mi experiencia en la publicación Afuera y le transmití lo importante que sería para el FLH tener una revista. Tuvimos muy buena relación durante sus colaboraciones. Era un tipo muy agradable, informadísimo y de izquierda. Ya en aquella época me contó que quería irse del país”.
Ese mismo año entrevisté también a Jorge Luis Giacosa, otro militante del Grupo Eros. Mientras me hablaba de su experiencia en las reuniones del grupo, y sin recordar el nombre verdadero de Maxo, me aportó un dato clave que aceleró mi búsqueda: Había un muchacho que a veces asistía que trabajaba como dibujante e ilustrador. Se llamaba Dante Bertini.
En enero de 2017, encontré en Facebook el perfil de un Dante Bertini que vivía en Barcelona. Le escribí un mensaje para presentarme y contarle sobre mi investigación, adjuntando algunas imágenes de los dibujos de Somos. Él aceptó que continuáramos la conversación por teléfono, y la entrevista comenzó con la pregunta que había anhelado hacer desde hacía tiempo:
¿Vos fuiste el ilustrador de Somos, el que firmaba como “Maxo”?
Todavía me estoy reponiendo de esta situación..., de tu imprevista aparición. Estoy bastante descolocado con tu mensaje. Nunca imaginé que tantos años después me iban a escribir desde Argentina preguntándome por esa colaboración tan reducida y especial. Cuando vi la firma “Maxo” en los dibujos que me pasaste, no recordaba ni por broma ese seudónimo. Después me acordé de que elegí Maxo porque mi segundo nombre es Maximino, Dante Maximino Bertini, aunque toda mi vida fui simplemente Dante Bertini. En aquella época no quería que esas esporádicas colaboraciones en una revista underground gay estropearan mi único trabajo, bastante bien pago, en el diario La Opinión. También colaboraba para la revista Tía Vicenta, donde firmaba Bertoldo, por Bertini.
¿En qué período colaboraste en La Opinión?
Trabajé en el diario desde 1971 a 1975, y durante tres años fui su único dibujante-ilustrador. Antes había estado Daniel Melgarejo, un amigo muy querido y un gran dibujante que murió en Nueva York. La Opinión era un diario que iba de moderno e intelectual, pero gran parte de todos los que trabajaban ahí eran muy machistas. Había, en general, un nivel de macho oficinista medio que hablaba todo el tiempo de las minas que se levantaba o de lo que le cocinaba su mamá. Yo era un raro que iba en jeans y sandalias, cuando casi todos iban de traje y corbata, incluso en pleno verano. Pero había otras excepciones, claro, como Enrique Aguirrezabala, Roberto Jacoby, Felisa Pinto, Marilú Livingston, Tununa Mercado, Vicky Walsh o Conrado Ceretti.

La Opinión anunció la constitución del FLH en 1971. ¿Había compañeros homosexuales en el diario encargados de filtrar este tipo de noticias? ¿Conociste a Enrique Raab?
La verdad es que no recuerdo la noticia de la creación del Frente en el diario. Pero pude haberla dado yo, que soy muy bocazas. No puedo asegurar que haya sido Enrique Raab. A él lo conocí muy bien, y fue muy cariñoso conmigo cuando, más tarde, con mi pareja, tuvimos que abandonar Buenos Aires. Me dijo cosas hermosas.
¿Militabas en alguna organización o agrupación política?
Yo me inicié en la militancia estudiantil a los 18 años, en pleno gobierno de Frondizi. Tres días antes de mi cumpleaños, siendo todavía menor de edad, me detuvieron en la sede del MPA (Movimiento Popular Argentino), un partido minoritario ya extinto. En otra oportunidad me vino a buscar la policía a mi casa y salí en la televisión y en los diarios como un dirigente de la Juventud Comunista, cosa que, por supuesto, no era cierta. El comisario me dijo: “Estábamos esperando que cumplas años para venir a buscarte, porque vos, hijo de puta, de esta no te escapás”. En esa época, la militancia no era más que repartir volantes o ir a fiestas por la democracia, la justicia y la paz. También tuve una militancia activa en la Brigada de Apoyo a la Revolución Cubana, de Almagro, mi barrio. Había estado preso dos meses en la cárcel de Caseros, donde viví una experiencia terrible. No solo por la cana en sí, sino también porque los compañeros del pabellón, comunistas y peronistas de la época, además de machistas, eran directamente mataputos. Era un momento terrible, yo ya había pagado mis filias con varias cuotas de mi vida y no quería pagar ninguna más. Y mirá que yo no me amedrentaba fácilmente. Fui de los pocos que se declaró homosexual frente a los médicos para zafar de la colimba, a la que veía como un auténtico infierno. Ese día me metieron en medio de un corral: era el único “raro” en un galpón lleno de muchachos semidesnudos. No fue fácil, pero tuve huevos para decir que era gay. Las generaciones de muchachos gays que nos siguieron no se pueden dar una idea de lo que fue esa época.

¿Cómo fue tu primer contacto con el FLH?
Néstor Latrónico vino a mi casa, en la calle Chacabuco al 500. La cosa ya estaba jodida, había atisbos de que se venía una mano muy violenta y el FLH en ese momento era algo bien revolucionario y clandestino. Él me habló del Frente y me comentó que les gustaría que hiciera las ilustraciones para su nuevo boletín. Yo fui muy sincero y le dije que estaba muy interesado en colaborar, pero que en ese momento estaba atravesado por todos lados, porque La Opinión estaba echando a todo el mundo y esa era mi única fuente de subsistencia. Yo tenía, de puro inocente que era, un prontuario muy nutrido, y así se lo comenté a Néstor. Entonces le dije que sí a la colaboración, pero no a militar en el Frente. Era difícil militar en un movimiento homosexual; ser vos mismo ya era un desafío muy peligroso.
¿Entonces tu única participación en el FLH fue la de ilustrar para Somos?
Sí, y lamentablemente no me quedé con ninguna copia de la revista. La mía fue una participación periférica, alguna que otra vez asistí a alguna reunión. Pero me limité a ser uno de los ilustradores de Somos y a escribir dos artículos. Esa fue mi única militancia para el Frente. Somos era una publicación muy pero muy modesta, de mimeógrafo, de poquitos ejemplares, hecha con mucho amor pero bien pobretona. A medida que voy viendo las imágenes que me mandás, voy recordando detalles. En la tapa del número 1, aparte del dibujo, hice todas las letras que lo acompañan. Los muchachos no querían poner letras de molde, porque las Letraset autoadhesivas eran muy caras, por eso me pidieron hacerlas escritas. No tenían un mango, y, como era lógico, no me pagaban nada por mis colaboraciones. A mí me interesaba mucho lo que hacían. Con Néstor, que era mi nexo con el FLH, nos caíamos muy bien, y él respetaba mi trabajo para la revista.

¿Cómo funcionaban esas colaboraciones? ¿Las hacías en tu casa o en La Opinión?
En aquella época yo hacía más o menos lo que podía. En algunos casos, los muchachos del FLH me contaban específicamente lo que necesitaban y yo ilustraba con cierto margen de libertad. En otros casos, Néstor aparecía de repente con cierta prisa y yo me ponía a dibujar lo que me parecía. Soy un dibujante rápido, lo hago mal o bien, pero lo hago rápido. Estas colaboraciones no las hacía estando en La Opinión, desde el diario jamás trabajé para otra gente porque era incómodo.
Para la tapa del número 3 de Somos, Bertini realizó un retrato del poeta francés Arthur Rimbaud. El Grupo Eros, sin embargo, incorporó a sus ejemplares una tapa extra por encima de la dibujada por Bertini. Se trataba de una reproducción de un grabado del siglo XVI que representaba la quema de homosexuales en una hoguera. La imagen había sido extraída de las páginas centrales de la revista militante Afuera, publicada dos años antes en Nueva York por Néstor Latrónico y el artista Juan Carlos Vidal [7], y convertida en tapa para Somos con el diseño de Vidal y Latrónico. Juan Carlos Vidal, que se encontraba por unos meses en Argentina desde diciembre de 1973, había fundado tres años antes en Nueva York junto a Latrónico el Third World Gay Revolution. En julio de 1974 llegó al país Antonino, su pareja de Filipinas con quien vivía en Nueva York. Para la tapa del número 4 de Somos, Bertini creó un retrato inspirándose en una fotografía de Antonino que le había sido entregada por el grupo Eros. El dibujo representaba a un joven tras un alambrado, en alusión al artículo publicado en la primera página titulado “Cada uno de nosotros tiene un amigo preso” [8].


Dante, aparte de la tapa del boletín Sexo y Revolución y las de los números 1, 3 y 4 de Somos que acabás de reconocer en las fotos que te envié, también colaboraste con otros dibujos para la revista…
Sí, claro, también hacía dibujitos para acompañar los textos. Algunos eran viñetitas tontas que había que hacer de un día para otro; yo dibujaba lo que me parecía en el momento. Viéndolas hoy, no son para enorgullecerse demasiado, algunas me parecen un poco torpes y nada agraciadas. Pero yo soy un eterno amateur y no suelo castigarme por las cosas que no me salen como me hubiera gustado. En esa época, intenté con varios estilos, estaba bastante indefinido en cuanto al contenido de mis dibujos e iba del humor más grueso al dibujo de línea pura. A veces, muy pocas, hasta yo me sorprendía con lo que salía. Cuando los terminaba, le entregaba los originales a Néstor, que pasaba a buscarlos por casa. Yo no le pedía que me los devolviera, todo era tan a escondidas, tan subrepticio y casero, que no me iba a estar preocupando por pedirlos de vuelta.

¿Recordás cuáles fueron los dos artículos que escribiste para Somos?
Uno fue una pequeña nota en tono de redacción periodística sobre la prensa “paqui”, donde anunciaba que la editorial Atlántida estaba planeando publicar una revista semanal con el nombre Somos [9]. Era terrible que se apropiaran de ese nombre para una publicación tan discutible. El otro artículo se titulaba “Hoy me siento muy cuarenta” [10], al que acompañé con una especie de logotipo que diseñé. Este pequeño cuento trajo problemas. A Néstor Latrónico le había gustado mucho, pero al proponerlo en Somos tuvo un disgusto enorme por tensiones con un militante del FLH que había insistido para que no se publicara [11]. Le jodía el cuento porque supuso que representaba a la marica de siempre que le gustaba vestirse de mujer. No era mi idea. Al enterarme de esto, le pedí a Néstor que no lo publique, pero me respondió que ni loco, que era un cuento muy bueno y que los muchachos del grupo Eros sí lo querían publicar y así lo iban a hacer. Néstor era uno de los que montaba y diseñaba la revista. El artículo se publicó, pero ese tema me jodió muchísimo, y así fue como dejé de ilustrar para Somos. No podía entender cómo allí también podía haber censura, y más por un tema como el del homosexual que fantaseaba con ser mujer. Yo estaba mucho con gente del ambiente gay, aparte del de la militancia; era amigo de una cantidad de gays diseñadores, artistas plásticos, etc. Muchos eran abiertos como yo, no iban por la vida ocultando su homosexualidad.

Dante, a raíz del aumento de la represión antihomosexual y del estado de sitio decretado por Isabel Perón en noviembre de 1974 se produce un abandono masivo de miembros del FLH. ¿Cómo viviste esa época de persecución sistemática?
Era un clima de auténtico terror. Un domingo a la tarde íbamos caminando con mi pareja por la calle Chacabuco, en San Telmo, cerca del departamento donde vivíamos, y desde un auto, de lo que supuse eran canas de civil o gente de la Triple A, sacaron armas por las ventanillas mientras nos seguían de cerca, muy despacio, diciéndonos “putos de mierda, putos de mierda, los vamos a reventar”. Nosotros seguimos caminando con terror, durante cinco cuadras y sin hablarnos, pensando que en cualquier momento nos llegarían los tiros por la espalda. Cuando entramos a casa y cerramos la puerta no podíamos creer el estar vivos. Otro recuerdo muy feo que tengo de la época de López Rega e Isabel Perón es el de una manifestación en Plaza de Mayo, junto a Marilina Ross y otros amigos míos del mundo teatral y artístico. En un momento, escuchamos a la muchachada cantar “no somos putos, no somos faloperos...”. Cuando me vi en medio de todo aquello nos miramos con Marilina, no podíamos creer lo que oíamos. La ofensa homofóbica venía por todos lados, no solo de la derecha. Un día Carlos Ulanovsky, que trabajaba en La Opinión y también escribía en Satiricón, me dijo que quería hacerme un reportaje en esta revista, muy popular en aquella época. Según él yo era un homosexual muy abierto que no ocultaba su condición y eso podía ser de mucha ayuda para la visibilidad de la gente gay. Le pregunté: “¿Vos me vas a pagar un pasaje y una estadía en Europa por algunos años?”. Si hubiera aceptado esa entrevista me habrían chupado, con toda seguridad. En aquel momento ya estaba pasando. Yo no me sentía protegido por nada ni nadie para que no fuera así. Unos meses antes de irme de Argentina, estuvieron a punto de secuestrarme.
¿Cómo fue ese episodio?
Fue en plena calle Florida, al lado del Florida Garden. Dos tipos de civil me mostraron una chapa y se quedaron con mis documentos. Cuando me llevaban hacia un coche salí corriendo y entré a un bar gritando “¡me quieren secuestrar, avisen al diario La Opinión!”. Yo tendría unos 27 o 28 años y muchas ganas de vivir. Fue una escapada de película, muy del estilo de Hitchcock… Me salvé de puro cinéfilo que soy.
¿Cuándo decidieron con tu pareja abandonar el país?
Algunos amigos míos me llamaban desde Europa de madrugada para decirme: “¡Dante! ¿Todavía no te fuiste? ¡Rajá, que te van a matar! No sabés la que se viene porque allí no se cuenta nada. ¡Van a reventar a todo el mundo!”. Bueno, eran cosas terribles que nadie decía por teléfono. Había mucho miedo. Entonces, con Jorge, mi pareja, con quien sigo todavía, empezamos a pensarlo seriamente. Una amiga nos ofreció unos pasajes a España muy baratos y entonces dijimos: “Nos vamos dos meses a probar qué pasa por allá, a ver si podemos estar un tiempo en un lugar más tranquilo”. Nos fuimos el 28 de diciembre de 1975, un mes después de la muerte de Franco. Dejé mi casa montada, con mi gata Felisa dentro. En marzo de 1976 fue el golpe militar. Todos nos decían que no se nos ocurriera volver, que aquello sería terrible. Lo fue, sin duda. Nosotros decidimos oír a los amigos y familiares, y quedarnos hasta que pasara el terror. Jamás pensamos que la estadía sería tan larga. Después, nos fuimos enterando de que empezaban a desaparecer antiguos compañeros de trabajo de La Opinión... y que los mataban, como a Conrado Ceretti o a Vicky Walsh. Entiendo que los que se quedaron sintieron las partidas rumbo al exilio como una traición. Pero a nosotros, como a muchos, el irnos nos salvó la vida, estoy convencido.
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La tensión en torno a la figura de la marica fue una constante entre los distintos grupos que conformaban el FLH. Sobre la decisión de Bertini de abandonar sus colaboraciones en Somos a raíz del rechazo que produjo su artículo en un integrante de la agrupación, Marcelo Benítez, histórico militante de Eros, recuerda:
En el FLH estaban los miembros conservadores, como los del Grupo Profesionales o Alborada que condenaban a la marica argumentando que era la responsable de ahuyentar a posibles adeptos. En cambio en Eros la reivindicábamos, considerábamos que en la marica se encarnaba la única y verdadera revolucionaria. Y Perlongher, que era la cabeza de Somos y decidía lo que se publicaba o no (de lo contrario se armaba), no quiso que justo por ese tema Maxo dejara de colaborar. Como yo tenía labia, me mandó a verlo a su casa en San Telmo para que lo convenciera de seguir. Y aunque Maxo dudó un momento, no hubo caso. Fue una pena, porque era un gran dibujante. Perlongher quería que él también dibujara volantes homoeróticos para el FLH, cosa que finalmente tuve que hacer yo. Pero de todas formas, al poco tiempo se acentuó la represión antihomosexual y tuvimos que dejar los dibujos de lado para concentrarnos en luchar y sobrevivir [12].
En febrero de 1975 la revista El Caudillo, órgano oficial de la derecha peronista financiado por el Ministerio de Bienestar Social, a cargo de José López Rega, publicó un artículo titulado “Acabar con los homosexuales”. En él se llamaba directamente a matar homosexuales o a internarlos en campos de reeducación y trabajo. En medio de este clima de terror se produjo un masivo abandono de miembros del FLH; la agrupación quedó reducida a unos pocos militantes de Eros y de Nuestro Mundo. Héctor Anabitarte, Néstor Perlongher, Marcelo Benítez, Fuad Zahra, Hugo R., Carlos Villamor y Eduardo Todesca fueron algunos de los que siguieron resistiendo con volanteadas en pleno accionar represivo de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).
En diciembre de 1975, mes en que Bertini y su pareja Jorge Chapuis partieron hacia a España, Somos cambió el formato y comenzó a publicarse en hojas mecanografiadas y abrochadas. Según Marcelo Benítez: “Había que ir directo al grano, no había tiempo ni guita para dibujitos y poemitas, pedían nuestras cabezas públicamente y había que limitarse a denunciar” [13].
La disolución del Grupo Eros se produjo a fines de enero de 1976, luego de que la policía allanara el departamento de Néstor Perlongher en el centro de Buenos Aires y este fuera preso por tres meses en el penal de Devoto. El Grupo Nuestro Mundo siguió resistiendo hasta enero de 1977, cuando Anabitarte junto a su pareja Ricardo Lorenzo se exiliaron en España.
Hoy Dante y Jorge residen en Barcelona. Bertini ha escrito poesía, cuentos y artículos sobre cultura para diarios y revistas de Argentina, España, Colombia y México [14]. En febrero de 1995 su texto “Trolos, micos y mariposones: una mirada superficial sobre una cultura subterránea” abrió el encuentro de literatos argentinos residentes en España.
Al reconstruir nuestra historia, nos damos cuenta que no toda la militancia fue visible. Las experiencias de aquell*s con un compromiso intermitente también son clave para entender el panorama completo de una lucha colectiva. Con el tiempo, much*s de l*s militantes que se refugiaron en estrategias de protección cayeron en el olvido, y la historia simplemente dejó de registrarl*s. Así, el trabajo de Maxo y el nombre de Dante Bertini, se disociaron en la historia gráfica del Frente de Liberación Homosexual. Pero la militancia también se construye con eventos inesperados, como este que nos permitió volver a conectar a Dante con la genealogía de la representación visual del movimiento.

Notas al pie
[1] Entre los grupos que constituyeron el FLH se encontraban Nuestro Mundo (liderado por Héctor Anabitarte), Profesionales, Eros, Bandera Negra (una rama de Eros compuesta por dos anarquistas, Alberto Fernández y Horacio Arvelais), Safo (reducido y efímero grupo de lesbianas), Triángulo Rosa, Católicos adheridos al FLH, Emmanuel (Homosexuales Cristianos), Alborada y Psicoanálisis.
[2] Latrónico había regresado a Buenos Aires en mayo de 1973, luego de cinco años en Nueva York, donde formó parte del Gay Liberation Front (1969-1971) y fundó junto a Juan Carlos Vidal el Third World Gay Revolution (1970-1971). En abril de 1972 publicó junto a Vidal la revista Afuera, de corte militante. Afuera publicó un solo número y estaba destinada a homosexuales y lesbianas latin*s de Nueva York. La revista influyó en la estética y diseño de Somos y en otras publicaciones del FLH y el Grupo de Política Sexual.
[3] Fernando Alberto García (Buenos Aires, 1947-Córdoba, 1993), fue integrante del Grupo Eros desde 1972 hasta mediados de 1975. Tuvo una activa participación militante dentro del FLH y fue uno de l*s integrantes que concurrió a la Plaza de Mayo con el Grupo Eros con motivo de la asunción de Héctor J. Cámpora a la presidencia de la Nación.
[4] El documento Sexo y Revolución fue escrito por el Grupo Eros y publicado por primera vez en noviembre de 1973. Se distribuyó en hojas mecanografiadas y abrochadas, en una tirada de pocas decenas de ejemplares entre miembros del FLH y agrupaciones estudiantiles de izquierda de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En su primera página podía leerse "DEROGACIÓN DE EDICTOS POLICIALES ANTIHOMOSEXULAES!!!" [sic], "LIBERTAD A LOS CONTRAVENTORES HOMOSEXUALES PRESOS!!!", "POR LA UNIDAD DE LOS OPRIMIDOS!!!". Un año más tarde, precisamente a principios de diciembre de 1974, el FLH le introdujo leves modificaciones y correcciones y volvió a publicar el documento, esta vez en forma de boletín, con una tapa diseñada por Dante Bertini. A las pocas semanas, ese mismo mes, se reimprimió el boletín para acompañar el No. 5 de Somos. En Sexo y Revolución el FLH declaraba: Nuestro movimiento surge como una organización de homosexuales de ambos sexos que no están dispuestos a seguir soportando una situación de marginación y persecución por el solo hecho de ejercer una de las formas de la sexualidad. […] A nosotros, como a todos los marginados, no nos va a defender nadie, salvo nosotros mismos. […] Lo que nos importa es el nucleamiento y la politización de un sector tradicionalmente marginado y negado, que ha permanecido como tal apartado de todo poder de decisión, incluso del derecho a disponer de su propio cuerpo.
[5] Algunos de los artículos de Héctor Anabitarte en Somos eran firmados con el seudónimo de Rodolfo Rivas, otros eran publicados sin firma. Anabitarte fundó junto a Luis Troitiño en 1967 el primer grupo político homosexual de habla hispana. Desde un conventillo en el partido de Lomas de Zamora publicaban el boletín clandestino Nuestro Mundo. En agosto de 1971 Anabitarte cofundó el Frente de Liberación Homosexual del cual fue figura clave hasta su disolución en 1976. Desde su exilio en España, Anabitarte siguió militando por la liberación homosexual junto a su pareja Ricardo Lorenzo.
[6] En una de las entrevistas que le realicé a Marcelo Benítez recordaba: Néstor [Perlongher] exageraba un poco cuando decía que eran 500 ejemplares, no superaban los 200, a lo sumo, 250 ejemplares. Siempre exagerábamos, también en cuanto a la cantidad de militantes y de grupos. La idea era atraer más gente al Frente, un homosexual con miedo se iba a animar más a acercarse a un grupo bien consolidado que a uno con tres gatos locos. [Entrevistas realizadas por Juan Queiroz a Marcelo Benitez entre 2015 y 2019, (n.p)].
[7] Durante una estadía de pocos meses en la ciudad, Juan Carlos Vidal (Buenos Aires, 1945-Nueva York, 1985) militó y colaboró con sus diseños para el FLH y el Grupo Política Sexual (GPS). A los dos meses de llegar realizó la tapa del número 2 de Somos con el dibujo de una canasta de flores. La imagen representaba a una tradicional tarjeta checoslovaca de costura que contenía agujas en su interior. En su infancia en Buenos Aires, Vidal comenzó a coser ropa para su hermana y su madre y a tapizar sillas de la casa familiar. Al mudarse a Nueva York, en 1968, Vidal llevó con él como recuerdo la tarjeta de agujas del costurero de su madre. Más tarde, como pasatiempo, se dedicó al tejido en macramé.
[8] Se trataba de un artículo escrito por Héctor Anabitarte, sin firma. “Cada uno de nosotros tiene un amigo preso”, Somos 4, p. 1, agosto de 1974.
[9] [Dante Bertini], “Pequeña historia de la prensa “paqui” en relación a **SOMOS**”, Somos 4, p. 45, agosto de 1974.
[10] Maxo [Dante Bertini], “Hoy me siento muy cuarenta”, Somos 5, pp. 35-36, diciembre de 1974.
[11] Bertini pide no revelar el nombre; cabe aclarar que no se trataba de un activista del Grupo Eros sino del Grupo Alborada.
[12] Cita extraída de mis entrevistas a Marcelo Benitez realizadas entre 2015 y 2019, (n.p).
[13] Ibídem.
[14] Jorge Chapuis es psicoanalista y editor de libros de temática lacaniana. Las dos novelas de Bertini publicadas por Tusquets, Salvajes Mimosas y El hombre de sus sueños, fueron primera finalista y ganadora respectivamente del premio de literatura erótica "La sonrisa vertical", otorgado por la editorial.
Agradecimientos
A Dante Bertini y Jorge Chapuis.
A Héctor Anabitarte, Mabel Bellucci, Marcelo Benítez, Jonathan Best, Gloria De Miguel. Alejandro Feijóo, Javier Fernández Galeano, Jorge Luis Giacosa, Joaquín Insausti, Néstor Latrónico, Ricardo Lorenzo, Jorge Luis Peralta y César Villamil.
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Cómo citar este trabajo:
Queiroz, Juan
"Buscando a Maxo. Una entrevista a Dante Bertini"
Moléculas Malucas - Noviembre de 2020.
https://www.moleculasmalucas.com/post/buscando-a-maxo





