Un foco teórico-insurreccional de politización de la revolución sexual de los setenta
Por Mabel Bellucci y Catalina Trebisacce
Los años setenta no han cesado de desplegarse en una profusa y multiforme literatura académica, periodística y militante. Han sido y son fuente inagotable de historias, memorias, enseñanzas e inspiraciones. Los intensos años setenta son la evidencia del artificio de la métrica del tiempo histórico y de las analíticas entregadas a la demarcación de procesos demasiado claros y distintos. En esta ocasión, honrando los ribetes inesperados de las memorias de esta década, analizaremos y transcribiremos completo por primera vez el texto La Moral Sexual en Argentina, producido en 1973 por el Grupo Política Sexual. El (GPS) fue un espacio de encuentro entre feministas y militantes homosexuales que se interesaron por causas diversas de un modo artesanal y ensayístico, un laboratorio para la confección de ideas políticas ante la orfandad de teorías emancipatorias que acogieran sus existencias. Una organización que ha resultado marginalizada por la historiografía que aborda aquel período. Las dimensiones acotadas que ella ha tenido explican ese gesto de la mirada profesional. Pero, en realidad, también, deberíamos de pensar que su naturaleza heterodoxa, ecléctica, incausable en las matrices de interpretación teóricas disponibles, ha hecho del GPS una deuda en la narrativa histórica. Este colectivo ha reunido elementos diversos, organizados en una constelación que hoy resulta llamativa, pero que consigue graficar el complejo y multidimensional clima de época, haciendo de esta experiencia un caso simultáneamente excepcional y paradigmático de ese período.
El GPS se tejió entre revistas de consumo masivo y una crítica al consumismo liberal, entre deseos de libertad sexual y objeciones a la llamada revolución sexual, entre la lucha de clases y las denuncias al machismo, entre el marxismo y el psicoanálisis como teorías necesarias (y encontradas) para la emancipación social y sexual y una crítica a las cegueras de ambas. En el presente artículo estudiaremos ese documento que resultó del estímulo del trabajo del GPS, a partir de la convocatoria que realizó la revista de tirada masiva 2001. Periodismo de anticipación para discutir en torno a sexo y liberación [1].
De modalismos espaciales a palpitantes estiletes disidentes
2001 fue una revista emblemática dentro lo que se conoció como el nuevo periodismo de ese entonces [2]. Comenzó su ruta en 1968 y finalizó en 1974, primero como una revista quincenal, luego mensual. Su nombre anticipaba, incontinente, la entrada a un nuevo milenio y el advenimiento de un mundo moderno. En sus páginas, las últimas tendencias del consumo cultural internacional se adaptaban a un punto de vista singular, alrededor de un bricolage de tópicos: ovnis, contrapoder, extraterrestres, alucinógenos, alienígenas, feministas oprimidas, esoterismo, nuevas creencias religiosas, movimientos contraculturales, ecología, literatura, historietas, política del Tercer Mundo, ciencia, tecnología, sexo liberado, píldora masculina anticonceptiva, astronáutica, cosmos, Hombre Nuevo, juventudes anarquistas. A pesar del carácter comercial que estos temas presentaban, la revista no era tan sólo una mascarada para la venta. Tras buena parte de los asuntos abordados se encontraba el interés genuino de editores y periodistas, quienes en algunas ocasiones promovieron eventos para profundizar debates y discusiones [3].
Este fue el caso de la experiencia de conformación del Grupo de Política Sexual. En su número 41 de diciembre de 1971, la revista publicó una serie de notas referidas a la llamada revolución sexual [4] y se lanzó una convocatoria a realizar encuentros para discutir en torno a la sexualidad de lxs que participaron lectores/as, periodistas, editorxs, psicólogxs, curiosxs, feministas y homosexuales. Por un tiempo la revista 2001 promovió la continuidad de la discusión y publicó producciones provenientes de ese espacio de reflexión [5]. En uno de esos textos ya se anticipaban algunos de los planteos venideros del texto La moral sexual en Argentina: “La liberación sexual es al individuo lo que la liberación social es a la sociedad. Provocar una revolución cultural, entendiendo como tal el conjunto de cambios en lo cotidiano, político, social, económico necesarios para la existencia de un hombre libre en una sociedad no autoritaria (...)” [6].
De los efectos de la convocatoria 2001, de las notas y de las epístolas que suscitó, nació el Grupo de Estudio y Práctica Política Sexual (GEPPS). Con el transcurrir de los acontecimientos y la maduración del colectivo, éste pasó a ser nombrado en tres tiempos, tal como las organizaciones políticas o las agrupaciones feministas de entonces, Grupo Política Sexual (GPS). En esta organización la preocupación teórica -y en ocasiones utópica- en torno a la libertad de la sexualidad se unía a un interés concreto por demoler los famosos edictos policiales que permitían el abuso impune de la autoridad contra los homosexuales, las lesbianas, las travestis y las prostitutas [7].
El poeta y adalid del Frente de Liberación Homosexual (FLH) Néstor Perlongher, que en ocasiones prefería hacerse llamar "la Rosa", en relación con la espartaquista Luxemburgo, fue quien propuso fundar este grupo “que funcionara como alianza entre disidentes excluidos por las izquierdas: las primeras feministas, el flamante activismo aún no llamado gay, los “varones heterosexuales concientizados”, las parejas partidarias de comunas, matrimonios colectivos y también gente dispersa, venida de otros universos culturales [8]. En el inicio, además de Perlongher, estuvieron Eduardo Todesca, Marcelo Benítez, Fuad Zahra (todos miembros del grupo EROS del FLH) [9], Osvaldo Baigorria, Mónica Giraldez y otrxs. Más tarde, de la Unión Feminista Argentina (UFA), ingresaron Sara Torres, Hilda Rais y Marta Miguelez, y del Movimiento de Liberación Feminista (MLF), María Elena Oddone. Estas fueron las primeras organizaciones feministas a inicios de los años setenta que emergían en el paisaje porteño.
También intervinieron Alejandro Jockl [10], Ruth Mary Kelly [11], Martín Sagrera Capdevila [12]. Había pocxs participantes permanentes y muchxs mudables, “la gente entraba y salía de las reuniones, participaba de una actividad y no de otra, había acuerdos y desacuerdos” [13]. Solían encontrarse cada quince días en casas particulares para “lecturas y discusiones en largas sesiones nocturnas convocadas en citas previas, encuentros de café o de esquinas” [14]. Sin olvidar, los ciclos cine que se hacían en la oficina de la Oddone en la Avenida Corrientes justo al lado del tradicional cine Ópera, lugar que se convirtió en la polis del activismo por el desfile y convocatoria de grupos y personas.
A contramano de las prácticas políticas de tal coyuntura histórica tan particular que atravesó no sólo Argentina sino toda la región, el GPS con un posicionamiento disruptivo en el revolucionarismo de Buenos Aires, suscribía un acuerdo sui generis en el cual nada ni nadie deberían ser excluidos. Para esta cofradía todas aquellas personas explotadas y oprimidas por el mismo sistema, debían conquistar la liberación tanto social como sexual con un brío emancipatorio.
El primer documento que escribieron y que se publicó en la revista 2001 en octubre de 1972, fue un llamamiento, una interpelación a todxs aquellxs que estuvieran dispuestxs a “abrir un nuevo frente de combate al status quo sin encasillarse en ningún ‘ismo’ en particular [...], bajo un único acuerdo básico: “tomar conciencia de que la libertad que atañe al sexo sólo tendrá lugar mediante un accionar sobre la realidad social en su conjunto, y viceversa” [15].
Pero fue luego de un año de estudio y de reuniones regulares que, en septiembre de 1973, el GPS confeccionó el documento La Moral Sexual en la Argentina. Primer texto de fundamento teórico que aspiraba a torcer los límites de lo políticamente pensable. La Moral Sexual en Argentina conllevaba un diagnóstico teórico-político orientado a develar una realidad socio-sexual inimaginada para una sociedad que en esos mismos momentos se encontraba inmersa en las alegres retóricas de la liberación sexual. Tal texto porta la larga firma del grupo, aunque sin mucha especulación interpretativa puede afirmarse el dominio estético de Perlongher y de Baigorria [16].
Esta investigación circuló de mano en mano en copias mimeografiadas entre sectores universitarios, en especial, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y grupos políticos radicalizados porteños. Alrededor de cien ejemplares tuvieron este deambular simultáneamente errático y dirigido. Pero La Moral Sexual en Argentina no consiguió convertirse en publicación. Al respecto, el activista y archivista Juan Queiroz afirma lo siguiente en relación a su destino: “En un principio iba a ser publicado en diciembre de 1973 como separata para incluirlo en el primer número del boletín clandestino Somos del FLH. Pero como lo consideraron muy intelectualizado no pasó, no lo llevaron a ese formato” [17]. Por su parte, Baigorria sostiene: “Cuando lo terminamos, en septiembre del 73, ya estábamos en camino al abismo y la desbandada en Argentina: yo me fui en enero del 74 al exterior y en esos años la gente del GPS y del FLH estaba defendiéndose como podía de la creciente represión de la Triple A [18]. Después vino la dictadura militar y la etapa que ya todos conocemos. En los 80 nadie mostró más interés en el tema y ahí quedó cajoneado” [19]. En una carta a Baigorria, 12 de junio de 1979, Néstor Perlongher le proponía una posible edición sin demasiada certeza:
Nuestro común trabajo sobre la moral- recuerdas osw- está despertando, pese a los cajones donde oscuramente mora, cierto interés. En caso de que suceda lo peor- la publicación o la autorización para que lo citen- incluyo tu nombre (era margot)? [20].
Pero la publicación no se produjo y, de hecho, hasta el presente no había sido editada en ninguna parte de manera completa [21]. El GPS escribió esta investigación sin un destinatario concreto, es decir, nadie recogía la botella a la deriva en el mar pero tampoco fueron palabras arrojadas al viento. En noviembre de 1973 un artículo de Osvaldo Baigorria, en la revista 2001, lo incluye de manera fragmentada.
Develar la complicidad inconfesa entre el falo y el capital
La Moral Sexual en Argentina fue el resultado de un trabajo de estudio y autoformación que realizó el GPS en teorías diversas y heterodoxas. Sus talantes cruzaban textos del universo clásico del marxismo, del feminismo, del psicoanálisis y de la sexología. Pero sus referencias teóricas centrales provinieron del psicoanálisis pasado por el tamiz del marxismo de Herbert Marcuse, Wilhelm Reich y de “los llamados pensadores de la Escuela de Frankfurt” [22].
A partir de esas inspiraciones teóricas y políticas, lxs autorxs del documento intentaron evidenciar los vínculos existentes entre represión sexual y desarrollo de la sociedad capitalista. Lo que conllevaba una interpelación crítica a los movimientos revolucionarios para los que la sexualidad era un asunto burgués o, en el mejor de los casos, una cuestión de importancia subsidiaria. La gran apuesta consistía en reelaborar el esquema marxista de determinación material última que organizaba las categorías dominación-liberación en función del control o de la subversión de las estructuras económicas. Para lxs integrantes del GPS el capitalismo garantizaba su dominio no sólo por la detentación de poder material, sino por una introyección del dominio a través la represión de la energía (ociosa) sexual. “Esto significa que siendo autoritaria las relaciones sociales, la mejor forma de internalizar la autoridad (padres, burócratas, patrones, verdugos) es domesticar aquellos impulsos vitales que no reconocen otro principio más que el placer y no exigen otra cosa más que la libertad absoluta para obtener gratificación permanente” [23].
Marcuse había sabido señalar el carácter político de la represión y redirección de la energía libidinal en la resolución de la crisis edípica, en la incorporación de la ley y la gestación del superyó para el exitoso ingreso del sujeto a la cultura, que era simultáneamente un ingreso a una cultura capitalista, en la que el placer o la gratificación sexual ociosa no podía ser permitida. En este sentido la familia representaba el primer garante de la moral sexual (capitalista) a la que el sujeto se somete para (mal)estar en la cultura; y que será fundamental para el desarrollo del capitalismo. “La familia es una unidad básica de reproducción del sistema, o sea, una micro-sociedad capitalista organizada de acuerdo a un sistema heterosexual fundamentado en la represión de la sexualidad y el placer” [24]. En ella el individuo introyecta “la represión a los impulsos sexuales y la obediencia a las autoridades” [25]. Las autoridades serán la del capital produciendo una sociedad de clases y la del varón que subyuga a la mujer en un régimen de heterosexualidad compulsiva, que patologiza a tanto a la autonomía de las mujeres como a la homosexualidad. Esta lectura permitió a lxs integrantes del GPS entablar una alianza contra la moral sexual capitalista [26]. Los homosexuales y las feministas, que cuestionan la supremacía masculina heterosexual, comenzaban a entender que representaban la deserción al pacto sexual, político y económico establecido. Lo que años después la activista, poeta y filósofa lésbofeminista Monique Wittig definirá en su libro El cuerpo lesbiano como lógica binaria que hace que tanto hombres como mujeres estén insertos en un contrato heterosexual obligatorio y coercitivo.
Por su parte, Reich había enfatizado el carácter burgués de la teoría freudiana que no vislumbraba el componente político-económico de la represión y del principio de realidad que impactaba de modo más cruento en las clases populares. En La Moral Sexual en Argentina se hablaría de esta situación como la producción de la miseria sexual que afecta al “proletariado u otros trabajadores [y] se manifiesta a nivel material en la carencia de tiempo libre y entorno ambiental suficientes para ejercer su sexualidad con plenitud” [27]. A partir de estas ideas lxs autorxs sostuvieron que la normativas de regulación sexual en lugar de ser consideradas una expresión cultural inocua a la política económica, debían de entenderse como un frente de batalla fundamental en la lucha contra el capitalismo.“Los planteos transformativos solo abarcan las condiciones económicas y políticas impuestas por las clases dominantes, dejando sin contemplar la posibilidad de destrucción de la moral de clase, en especial, la moral sexual” [28].
En este mismo sentido, como una expresión burguesa que subsume otras realidades, fue analizada la llamada revolución sexual que se imprimía en las revistas de moda de tirada masiva y que se había convertido en uno de los productos culturales más consumidos de aquellas décadas, interesando a distintos sectores de la industria y del capital. Lxs integrantes del GPS inspiradxs en las críticas de la Escuela de Frankfurt supieron ponerla bajo cuestionamiento y la reconceptualizaron como “un recambio de la moral sexual” [29]. En lugar de una liberación de la sexualidad se trataba de una modesta reconfiguración de los márgenes de lo permitido que, como bien supieron señalar, en varias ocasiones incluso convivía bien con resabios de la moral tradicional. Así fue tematizada el poder de la pastilla anticonceptiva, ícono de la revolución sexual. “La píldora anti-baby viene a sentar las bases bioquímicas de la reivindicación de la sexualidad femenina, que ansía desprenderse de la condena de la maternidad para gozar de sus impulsos de la vida. Sin embargo, el hecho de que no se concientice socialmente esa situación, relega a la píldora a una inofensiva neutralidad científica, de modo que su inserción en la pareja no cuestione la relación de dependencia de la mujer respecto al varón. Esa misma moral tradicional tiende a coexistir con el recambio e, inclusive, a “mestizarse” con las pautas morales por fuera del régimen” [30]. Para que no hubiesen dudas, lanzaban ejemplos: “El anticonceptivo al lado de la prohibición del aborto ilustra la mencionada coexistencia y el aborto que penado por la ley es tolerado por vastos sectores como método clandestino también” [31].
La revolución sexual, que mentía una pseudoparidad entre varones y mujeres, reforzaba la monogamia con las retóricas del amor romántico y profundizaba la patologización a la homosexualidad con la retórica del amor heterosexual complementario. “El modelo heterosexual sigue incólume, y a lo sumo aparece ‘modificado’, modernizado por la idealización de la pareja elegida ‘libremente’ y ‘por amor’ [32]. El documento ultimaba un final de vanguardia: “La principal dificultad es todavía la falta de ligazón con la lucha política, es decir, la politización de la cuestión sexual (…)” [33].
A modo de coda
La Moral Sexual en Argentina (investigación) es una de las producciones fundamentales del GPS en los que se comienza a esbozar la intención teórico-política de producir intervenciones que tiendan puentes de interdependencia estructural entre las luchas contra los regímenes normalizadores de la sexualidad (que ocupaban tanto a las feministas como a los homosexuales) y las militancias contra el sistema económico capitalista. El texto surge de lecturas informadas en los críticos de la cultura de masas y perspectivas marxistas sobre la teoría de la sexualidad sostenida por el psicoanálisis, y divulgada en las publicaciones de moda y actualidad.
La experiencia del GPS, con su trabajo de entrecruzamientos inéditos y de invenciones teórico-políticas inesperadas, pueden leerse como un antecedente de los desarrollos teóricos que se producirán desde el campo queer y feminista en las décadas siguientes. Pero, principalmente, hay que señalar y poner en valor el carácter ensayístico que tuvo. Fue un espacio de laboratorio teórico-político que sorteó las barreras de la vergüenza ante la condena social extendida, el desprecio de las teorías revolucionarias de su tiempo y la patologización de la ciencia moderna, para producir una nueva teoría revolucionaria. La Moral Sexual en la Argentina (investigación) fue el manifiesto teórico inédito en la que ese maravilloso cometido quedó eternizado.
Mabel Bellucci, activista feminista queer.
Catalina Trebisacce, Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, FFyL, UBA
Click aquí para el texto completo de "La moral sexual en Argentina".
Agradecemos los aportes y documentos imprescindibles que nos entregaron tanto Osvaldo Baigorria como Sara Torres y Juan Queiroz.
Bibliografía
PRENSA GRÁFICA Y REVISTAS
Gasparri, Javier, (2014) “Los días del Grupo Política Sexual, y después. Entrevista a Sarita Torres y Osvaldo Baigorria”,n° 2, Rosario: revista Uni(+di)versidad .Programa Universitario de Diversidad Sexual de la Universidad Nacional de Rosario.
Grupo de Estudio y Práctica Política Sexual La Moral Sexual en la Argentina, Buenos Aires, septiembre de 1973.
S/R “Sexo y Liberación. Mesa Redonda”, En 2001. Periodismo de anticipación, Año5, nº 45, Buenos Aires, marzo 1972.
S/R “Sexo y Liberación: un debate que no se cierra”, 2001. Periodismo de anticipación, n° 47, Buenos Aires, mayo 1972.
S/R “Hacia la revolución social. (Un llamamiento)” 2001. Periodismo de anticipación, año 5, n° 51, junio 1972.
S/R. 2001, año 5 n° 51, octubre de 1972.
O:B “Investigación: La moral sexual en la Argentina”, 2001, Año 6, nº 65, Buenos Aires, 1973.
Trebisacce, Catalina, “Una segunda lectura sobre las feministas de los ’70 en Argentina” R. En Conflicto Social, Año 3, n° 4, Buenos Aires, diciembre 2010.
LIBROS
Baigorria, Osvaldo y Perlongher, Néstor (2006) Un barroco de Trinchera Buenos Aires: Mansalva.
Baigorria, Osvaldo (2018), Postales de la contracultura, Buenos Aires: Caja Negra.
Bellucci, Mabel (2014) Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo. Buenos Aires: Capital Intelectual.
SITIOS WEB
ENTREVISTAS
Osvaldo Baigorria, entrevista realizada por una de las autoras, octubre de 2012, vía correo electrónico, agosto de 2018.
Juan Queiroz, entrevista realizada por una de las autoras, vía correo electrónico, agosto de 2018.
Notas al pie
[1] Para un estudio previo sobre este material puede consultarse Cano, Virginia y Trebisacce, Catalina. “Es escrituras feministas para una teoría de la disidencia sexual: El FLH y el GPS disparan sobre el patriarcado” actas del II Coloquio Internacional “Saberes contemporáneos desde la diversidad sexual: teoría,crítica, praxis”, 2013. Bellucci Mabel. Orgullo. Carlos Jáuregui, una biografía política, Buenos Aires, Emecé, 2010. [2] Para un análisis sobre el nuevo periodismo se puede consultar: Plotkin Freud en las pampas, Buenos Aires, Sudamericana, 2003[2001]. Pujol, La década rebelde. Los años 60 en la Argentina, Buenos Aires, Emecé, 2002. Cosse: “Cultura y sexualidad en la Argentina de los sesenta: usos y resignificaciones de la experiencia transnacional” en E.I.A.L., Vol. 17, nº 1, 2006. y Cosse: “Claudia: la revista de la mujer moderna en la Argentina de los años sesenta (1957-1973)”. Mora (B. Aires) [online]. vol.17, n.1, 2011. [3] En 1973 su lema Periodismo de anticipación cambió por Periodismo de Liberación frente a la radicalidad de las temáticas y también por el perfil de los nuevos colaboradores: Miguel Grinberg, Tomás Eloy Martínez, Tamara Kamenszain, el afamado historietista Héctor Oesterheld, el cuentista del policial negro Eduardo Goligorsky, el director del Diario de Poesía, Daniel Samoilovich,el poeta y académico Roberto Alifano, el profesor de filosofía, periodista, José Luis Damis, el cineasta Jonas Mekas, entre otrxs.Tenía corresponsales en Londres, París y en algunas ciudades de Estados Unidos. Estaba adherida al UPS (, Sindicato de la Prensa Alternativa), área América Latina y a la Asociación de Editores de Revistas. Bellucci Mabel (2014) Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo. Buenos Aires: Capital Intelectual, p.206. [4] Catalina Trebisacce “Discursos científicos sobre la sexualidad femenina y la respuesta de las feministas y los varones homosexuales en la década del sesenta en Argentina” en revista Sexualidad, Salud y Sociedad, 2015, n.20.disponible online: https://www.e-publicacoes.uerj.br/index.php/SexualidadSaludySociedad/article/view/8743( última consulta 02/06/2019) [5] “Sexo y Liberación: un debate que no cierra”, 2001. Periodismo de anticipación, año 5, n° 47, marzo de 1972, p.21/26. y “Hacia la revolución social. (Un llamamiento)” 2001. Periodismo de anticipación, año 5, n° 51, junio 1972, p 27. [6] “Sexo y Liberación: un debate que no cierra”, 2001. Periodismo de anticipación, año 5, n° 47, marzo de 1972, p.23. [7] Las razzias policiales utilizaban como fundamento para su accionar violento los edictos y la Ley de Averiguación de Antecedentes. [8] Baigorria, Osvaldo (2018), Postales de la contracultura, Buenos Aires: Caja Negra, p.14. [9] El Frente de Liberación Homosexual se conformó en 1971, a partir de la confluencia de grupos de militancia homosexual de diversos sectores. [10] De acuerdo al testimonio de Juan Queiroz, el escritor y traductor Alejandro Jockl era un profundo lector de Sigmund Freud y de la teoría crítica de la Escuela de Francfort. [11] http://revistafurias.com/llamando-ruth-mary-kelly/ (Último acceso: 02/06/2019) [12] https://www.herramienta.com.ar/articulo.php?id=2617(Último acceso: 02/06/2019) [13] Gasparri, Javier, (2014) “Los días del Grupo Política Sexual, y después. Entrevista a Sarita Torres y Osvaldo Baigorria”,n° 2, Rosario: revista Uni(+di)versidad .Programa Universitario de Diversidad Sexual de la Universidad Nacional de Rosario,p.2.
[14] Baigorria,Osvaldo (2018), Ibídem, p.15.
[15] Revista 2001, año 5 n° 51, octubre de 1972, p.27.
[16] Ambos fueron las figuras protagónicas del escrito, lo mismo, se habla de otras contribuciones. Al consultarlo a Baigorria, él planteó lo siguiente: “No recuerdo la intervención de Alejandro Jockl, pero es probable que Néstor le haya pasado un borrador para revisar. También pueden haberlo revisado y seguramente contribuyeron a la investigación, Eduardo Todesca y Sara Torres” Entrevista realizada por una de las autoras, vía correo electrónico, agosto de 2018.
[17] La afirmación de Queiroz proviene de una entrevista que le realizó al activista del FLH, Marcelo Benítez, en marzo de 2016, quien se refirió en esos términos al documento dando cuenta así de la primacía de la escritura de La moral Sexual. en Argentina en manos de los militantes del FLH. Entrevista realizada con Queiroz via correo electrónico por una de las autoras en agosto de 2018. [18] Se llamó Alianza Anticomunista Argentina. Era un grupo paraestatal terrorista de extrema derecha gestado por un sector del peronismo, el sindicalismo, la policía y las Fuerzas Armadas que asesinó a artistas, intelectuales, políticos de izquierda, estudiantes, historiadores y sindicalistas, además de utilizar como métodos las amenazas, ejecuciones sumarias y la desaparición forzada de personas durante esa década. [19] Entrevista realizada por una de las autoras, vía correo electrónico, agosto de 2018. [20] Baigorria, Osvaldo y Perlongher, Néstor (2006), Un barroco de Trinchera, Buenos Aires: Mansalva, p. 40. [21] Baigorria la publicó de manera fragmentada en un largo artículo en la revista 2001, año 6, nº 65, noviembre de 1973, bajo el titulo “Investigación: La moral sexual en la Argentina”, con las iniciales O.B.p. 5/12. [22] Grupo de Estudio y Práctica Política Sexual, La Moral Sexual en la Argentina, Buenos Aires, septiembre de 1973, p.3. [23] Grupo de Estudio y Práctica Política Sexual, Ibídem, p.2. [24] Ibídem, p.2. [25] Ibídem, p. 2. [26] Los fundamentos teórico-políticos y emancipatorios se desarrollarán con más intensidad en Sexo y Revolución una publicación de ese mismo año del Frente de Liberación Homosexual, que recoge los temas centrales de La moral…. [27] Grupo de Estudio y Práctica Política Sexual, Ibídem, p. 4. [28] Ibídem, p.1. [29] Ibídem, p. 4 [30] Ibídem, p.5/6. [31] Ibídem, p.6.
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Cómo citar este texto
Bellucci, M. y Trebisacce, C. "Grupo de Política Sexual. Un foco teórico-insurreccional de politización de la revolución sexual de los setenta".
Moléculas Malucas, Marzo de 2020.
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