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Cintura Fina

Una vida en los márgenes


En este artículo el investigador Luiz Morando resume para Moléculas Malucas la historia de la mítica travesti brasileña Cintura Fina, protagonista de su último libro. En Enverga, mas não quebra: Cintura Fina em Belo Horizonte, publicado recientemente en Brasil, Morando presenta una profunda investigación de archivo centrada en Cintura Fina que al mismo tiempo sirve para pensar las condiciones marginales de tantas otras travestis brasileñas y las estrategias que estas desarrollaron (y continúan desarrollando) para sobrevivir a la discriminación, la condena social y la sistemática persecución policial .


Por Luiz Morando*



Cintura Fina en el expediente de su primera causa penal, el 25 de julio de 1953. Fuente: Gerência de Arquivo do Judiciário, Belo Horizonte, Brasil.

El 28 de junio de 1964, luego de beber unos tragos de aguardiente en compañía de un hombre durante un almuerzo en un bar, ubicado en la parte más decadente de la zona bohemia de Belo Horizonte, Cintura Fina propuso que l*s dos fueran a un hotel. Indignado, el hombre reaccionó dándole dos bofetadas en su cara. Pero para esta travesti, la violencia y la falta de respeto jamás fueron aceptadas, ni para ella ni para sus compañeras de trabajo, a quienes siempre socorrió y protegió. Enseguida, como represalia, Cintura Fina reaccionó dejando al hombre inconsciente tirado en la calle frente al bar. Luego de ser detenida y llevada a la comisaría, durante su exposición ante el comisario, Cintura declaró textualmente: “Soy mujer, y nací realmente para los hombres". Estas palabras fueron parte del informe policial que se convertiría en su undécima causa penal.


El hecho, entre otros, ayuda a entender un poco más la trayectoria de vida de Cintura Fina y su ambivalencia: era apacible en el trato, cordial en las relaciones sociales, servicial y dispuesta a trabajar (independientemente del tipo de actividad), pero se transformaba en una persona irascible e incontrolable frente al desprecio, el maltrato, el acoso o la agresión física. La portación de una navaja, que siempre llevaba atada a su cintura con un elástico, y que sabía manejar con destreza ante los ataques físicos, le agregaba un carácter distintivo. Fue por aquel fuerte rasgo de su resistencia que titulé a mi libro Enverga, mas não quebra: Cintura Fina en Belo Horizonte [Se tuerce, pero no se rompe: Cintura Fina en Belo Horizonte].


Dentro de los límites que le fueron impuestos, Cintura Fina aprendió a defenderse, a resistir y a no doblegarse ante las situaciones complejas. Su orgullo la hizo imponerse, aunque a veces haya atravesado conflictos por la forma en que los demás la veían y en la que ella se veía a sí misma. Una frase suya de 1973 resume bien esa disposición a la resistencia: “Si me tratas con amor y cariño, me dedico a ti en cuerpo y alma”.


Diario Última Hora, edición del 25 de marzo de 1955. El día anterior Cintura Fina fue detenida luego de haberse defendido de una agresión con su navaja. Ejemplar existente en la Hemeroteca Histórica de la Biblioteca Pública Luiz de Bessa, Belo Horizonte, Brasil.**

Intenté mostrar, empezando por la tapa del libro, una característica fundamental de su personalidad: la de nunca sentirse vencida o quebrada por las consecuencias derivadas por su comportamiento o forma de ser. Aunque en algunas ocasiones llegó a vacilar, nunca se quebró ni se entregó. Sin lugar a dudas, tuvo este espíritu combativo porque quiso ser respetada. Por otro lado, esto también hizo que la policía y el discurso moral de la sociedad de la época la tengan fichada y entre ceja y ceja.


Cintura fue una figura compleja y multifacética que no solo se limitó al hábil manejo de la navaja. Su origen aún no está del todo esclarecido, aunque ella siempre haya informado que nació en la ciudad de Fortaleza, en el estado de Ceará. Su madre biológica falleció en el parto, el día 3 de mayo de 1933. Sin tardar, su padre la entregó a tres tías que fueron quienes la criaron. Tiempo más tarde, en una entrevista, Cintura Fina informaría que había sido blanco de bromas y agresiones en las calles de Fortaleza, lo que hizo que desde muy temprano en su vida fuera consciente de su forma diferente de ser y de expresarse.


A los 14 años, en 1947, ingresó en un seminario de Fortaleza, donde conoció y vivió con dos muchachos que eran primos y de quienes se enamoró. En ese ambiente de confinamiento, l*s tres se involucraron sexualmente y, luego de ser descubiert*s, solo Cintura Fina fue expulsada del lugar (más tarde, bromeará diciendo que entró al seminario como sacerdote y salió como monja). Para que sus tías no sintieran vergüenza, ella prefirió vivir en la zona roja de Fortaleza, conocida como Corral de las Yeguas, donde se inició como trabajadora sexual. Luego, a los 17 años, partió rumbo a la ciudad de Natal, en el estado de Rio Grande do Norte. Hacia 1951 Cintura ya estaba viviendo en Recife (estado de Pernambuco), luego pasó por Salvador de Bahía, Río de Janeiro y Belo Horizonte, en Minas Gerais. Cintura Fina nunca regresó a Fortaleza, su ciudad natal.


Vale la pena abrir aquí un paréntesis para registrar cómo Cintura Fina recibió ese apodo. En su paso por Fortaleza, ella ya había adoptado el nombre de Esther Williams, en homenaje a la estrella de Hollywood. Pero, como ella misma relata en una entrevista en 1977, fue en Recife que la bautizaron “Cintura Fina”. Con 18 años, menuda, negra, alta y con cintura delgada, su figura recordaba a la canción “Cintura Fina”, lanzada en 1950, en la que el cantante Luiz Gonzaga dice en una parte Ven aquí cintura fina, cintura de niña, ven aquí mi corazón. La ex nadadora y actriz de cine norteamericana daba lugar definitivamente a la morena con cintura delgada, delicada, potente y seductora.


Cintura Fina en el Diário da Tarde, el 25 de julio de 1953. Ejemplar existente en la Hemeroteca Histórica de la Biblioteca Pública Luiz de Bessa, Belo Horizonte, Brasil.

En mayo de 1953, con 20 años de edad, Cintura Fina llegó a Belo Horizonte, ciudad en la que permaneció hasta finales de la década del 70 y principios del 80, con algunas interrupciones. El 25 de julio de 1953, en su primer episodio policial que derivó más tarde en una investigación, Cintura Fina fue detenida en la zona bohemia de Belo Horizonte mientras hacía gala de su femineidad: llevaba puesto un vestido, sandalias y un corte de pelo femenino, con su rostro sutilmente maquillado, las cejas depiladas y sus uñas esmaltadas. Esta era su forma de vestir y de andar durante el día y la noche, lo que demuestra su espíritu pionero al no esconder su disidencia de género en un contexto represivo en el cual el padrón cis-heteronormativo era el único posible y quienes no se ajustaran a él, eran perseguid*s o condenad*s socialmente.


Para la década de 1960, Cintura formó en Belo Horizonte un círculo de travestis con las que convivió y entre las que fue reconocida por su liderazgo, fuerza y ​​capacidad para defenderse. En ese momento ella no aceptó poner en discusión el poder expresarse libremente en público con su identidad de género y el hacerse conocida por ello. Exigió siempre que la respetasen, de lo contrario, con quien así no lo hiciera, saldaría cuentas con ella en un enfrentamiento físico. Durante el período de casi 30 años que vivió en Belo Horizonte, se convirtió en alguien muy popular e inolvidable para la ciudad, referenciándola como una especie de leyenda por su destreza en el manejo de la navaja como forma de defensa personal, por la protección que le brindó a las trabajadoras sexuales, y por el respeto que logró ganarse entre la gente de las zonas donde se movía.


Cintura Fina en el diario Oi, Bicho, enero de 1973. Gentileza de Osias Ribeiro Neves.

Estas cuestiones, de un modo general, conformaron un capital simbólico dudoso y oscilante para Cintura Fina cuando se la observa por fuera del territorio que ocupaba: por donde ella circulaba, eran marcas que poseían un valor positivo; vistos desde afuera, los mismos elementos se interpretaban negativamente. En este sentido la prensa, la institución policial y el Poder Judicial, se encargaron de operar conjuntamente para trazar una imagen definitivamente negativa sobre la forma de representar la naturaleza de Cintura Fina, su temperamento y su personalidad. Y esto pareció pesar sobre las emociones de ella. En las décadas de 1970 y 1980, Cintura adoptó de manera más ostensible una actitud de “regeneración” social, volcándose a los trabajos de costura. A partir de 1972, comenzó a presentarse como “Zezé” Alfaiate [Zezé Sastre], un apodo de doble género derivado del nombre que le fue asignado al nacer. En 1973, cuando un periodista le preguntó sobre aquella Cintura Fina, ella respondió: “Cintura Fina es mi hermano”. En la década de 1980, ya residiendo en el municipio de Uberaba, en el interior de Minas Gerais, trabajó unos años como enfermera.


Más tarde, Cintura Fina vivió su apodo de manera más conflictiva debido al lastre asociado a la marginalidad que este arrastraba. Pero, al mismo tiempo, aquel nombre la alegraba por el valor social que se le atribuía a esa imagen. En algunas oportunidades, ella intentó despegarse de la carga simbólica que le imponía el apodo, ya sea a través de la prensa, de la publicidad como sastre, o, incluso, en la segunda condena que cumplió en Uberaba en 1987, cuando se hacía llamar “doña Zezé”. Este proceso interno de conflicto con el nombre y la imagen social que de él se desprendía fue un rasgo que emergió en determinados momentos y muestra a una Cintura Fina sensible, diferente a la leyenda y el mito en el que acabó convirtiéndose.


Cintura Fina en el Diário de Minas en su edición del 15 de octubre de 1964. Fuente: Hemeroteca Histórica da Biblioteca Pública Luiz de Bessa, Belo Horizante, Brasil.

Cintura Fina pasó los últimos 15 años de su vida en Uberaba, en la región del Triángulo Minero, donde murió el 18 de febrero de 1995. Se instaló en esa ciudad y continuó viviendo su vida como lo había hecho en Belo Horizonte. Pero su vitalidad y potencia ya no eran las mismas. Allí estuvo involucrada en hechos policiales y tuvo que cumplir dos condenas. Por otro lado, entre 1989 y 1992 trabajó como barrendera, contratada por la municipalidad local. En los últimos cuatro años de su vida, ya con su salud debilitada, fue recibida y cuidada en el Hogar Espiritista Pedro e Paulo. En Belo Horizonte nadie sabía de su paradero, pero todos seguían recordando su figura y su valentía. Su imagen comenzaba a adquirir tonos de mito y circulaba información confusa sobre su vida.


Pude recuperar la historia de su vida en Belo Horizonte por tres medios: noticias y entrevistas de prensa publicadas entre 1953 y 1995; los expedientes de las 18 demandas a las que fue sometida (por lesiones corporales, hurto, robo y vagancia); y testimonios de personas que la conocieron. De esta manera, pude reconstruir su imagen con un poco más de claridad, tratando de equilibrar los discursos negativos (por parte de medios gráficos, policía, y Poder Judicial) y la percepciones más integrales sobre su vida por parte del común de la gente.


Desde los 14 años, cuando salió de la casa de sus tías, Cintura Fina tuvo una actitud constante de enfrentamiento en un entorno social que siempre fue hostil para ella y su identidad de género. Literalmente tuvo que rebuscárselas con esfuerzo para vivir y sobrevivir por su experiencia de estar al margen: fue una persona pobre, periférica, víctima del racismo y perseguida por su disidencia de género. El ser consciente de estos múltiples márgenes siempre le requirieron la constante voluntad de resistir. Por esta razón tuvo que aprender a defenderse y a valerse por sí misma: como dijimos, era una excelente luchadora, ducha en el uso de la navaja, temida por la policía y respetada por quienes convivieron con ella. Al mismo tiempo, se caracterizó por acoger y defender a las personas más vulnerables, principalmente a mujeres cis, travestis, trabajadoras sexuales y maricas. Y se convirtió en una elogiada costurera, conocida por su trato cordial, amable y servicial.


Cintura Fina y doña Naná el 14 de mayo de 1977. Gentileza de Luiz Peixoto Teixeira.

En la década de 1960, en Belo Horizonte, fue recibida en su casa por Doña Naná, una señora a quien trató como a una segunda madre. Con ella, Cintura Fina desarrolló una vertiente espiritual dedicándose a la Umbanda y al espiritismo, en una forma sincrética que es muy común hoy en día.


Tales actitudes demuestran que su propia identidad de género fue quedando en un plano secundario a medida que envejecía, situación relativamente común en ese momento, demostrando que la fragilidad física, la inestabilidad de la salud, la soledad y la falta de perspectivas en la vejez podían forzar a las travestis a abandonar su proceso de transición como una forma de evitar caer en el desamparo social y poder ser aceptadas en las relaciones interpersonales.


El libro sobre Cintura Fina es el resultado de un proyecto más amplio que vengo desarrollando para recuperar la memoria LGBTQIA+ de Belo Horizonte en el período que va de 1946 a 1989, destacando las formas de sociabilidad de gays, lesbianas, travestis y transexuales. Es importante replantear y revalorizar la trayectoria de vida de personas de nuestras comunidades, para devolverles una porción de humanidad que les ha sido arrebatada. Además de brindar una relectura del pasado y el reposicionamiento sociocultural de estas personas y la mentalidad de época que las rodeaba, la recuperación de esta memoria se refleja en las generaciones más jóvenes, que ahora tienen la oportunidad de verse en el pasado, y de darse cuenta que quienes les precedieron ayudaron a abrir los caminos que hoy transitan con menos escollos.


Cintura Fina el 15 de mayo de 1977. Gentileza Luiz Peixoto Teixeira.

A lo largo del tiempo el prejuicio atraviesa la historia de l*s disidencias sexuales y de género. Ser rechazad* por correrse del estándar sociosexual impuesto por la norma cis-heterosexual es un componente cultural que ya existía en los años 50 (no en estos términos, todos ellos contemporáneos a nosotr*s). Esta no aceptación estuvo representada por la continua caracterización peyorativa de la prensa, por la represión policial al derecho de circular libremente, por el sistema judicial que usualmente l*s consideraba ciudadan*s de segunda, y por la exposición en público al ridículo por parte del común de la gente.


Cintura Fina desarrolló siempre su femineidad en un ambiente hostil, donde las preguntas sobre lo que ahora llamamos género e identidad sexual no eran aceptadas fácilmente y donde la figura “afeminada” era considerada abyecta. Su resistencia frente a los agresores fue una marca distintiva que la colocó al frente de una serie de disidentes sexogenéric*s, convirtiéndola en pionera en Belo Horizonte. Ya era hora de revisar el lugar que Cintura Fina ocupa en nuestro imaginario.




* Doctor en Literatura Comparada de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). Investigador independiente sobre la memoria de las identidades LGBTQIA+ de Belo Horizonte. Publicó Paraíso das Maravilhas: uma história do Crime do Parque (2008) y diversos artículos sobre su tema de investigación en periódicos académicos y libros.



** El artículo del diario Última Hora menciona el nombre que le fue asignado a Cintura Fina al nacer. Moléculas Malucas eligió eliminar esa referencia.



Traducción: Juan Queiroz.



Enverga, mas não quebra: Cintura Fina em Belo Horizonte, por Luiz Morando. Editora O Sexo da Palavra, 2020.




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Cómo citar este trabajo:

Morando, Luiz. "Cintura Fina. Una vida en los márgenes".

Moléculas Malucas, abril de 2021.

https://www.moleculasmalucas.com/post/cintura-fina

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