Por Gracia Trujillo Barbadillo*
El libro Fiestas, memorias y archivos. Política sexual disidente y resistencias cotidianas en España en los años setenta, coordinado por Gracia Trujillo y Alberto Berzosa, y publicado en 2019 en España por Brumaria, representa una compilación que surgió para aunar diferentes investigaciones y relatos sobre las experiencias de l*s protagonistas de las movilizaciones por la liberación sexual en el periodo que arranca en los años setenta, atraviesa el último franquismo, la transición a la democracia y se extiende hasta la crisis del SIDA, que comenzó a mediados de la década de los ochenta. En su prólogo, Trujillo y Berzosa explican:
Volvemos la mirada a los años setenta reconociéndolos como un periodo fundacional en el que, entre otras cosas, los cuerpos disidentes de la heteronormatividad pasaron de estar perseguidos y tener que vivir parte de sus vidas en clandestinidad a organizarse y salir a las calles cada vez con mayores libertades. En los setenta se articula la primera cultura lesbiana y gay consciente y fuera de los márgenes, y se crean redes y espacios de socialización y de ocio basados en afectos antes prohibidos. Además, en aquellos años están encapsuladas buena parte de las lógicas de funcionamiento de los colectivos de personas trans, lesbianas y gays de la actualidad, sus aciertos y sus errores. Pensamos que esa riqueza política y cultural de los setenta tiene que ser revisada, puesta en valor y también cuestionada. Para ello, en este libro colectivo queríamos recoger algunos aspectos que nos parecen centrales desde la distancia que da el paso del tiempo, y que además están menos explorados, de las disidencias sexuales en aquellos años. Nos hemos interesado también por ciertas prácticas que se relacionan íntimamente con la militancia, como la gestión de archivos históricos o la creación poética y artística que emana de experiencias de los cuerpos y subjetividades que desafían las normas. También nos hemos preguntado por el modo en que funcionan los espacios sociales (culturales y de ocio) que sirven para afianzar las redes de socialización y afecto que dieron consistencia a las movilizaciones por la liberación sexual. Los activismos son el centro desde el que pivotan las distintas contribuciones del volumen; activismos no siempre exentos, por otra parte, de conflictos internos, de tipo ideológico, o en torno al machismo de algunos activistas o la plumofobia de otros, por mencionar algunos ejemplos.
Fiestas, memorias y archivos dispone de dieciséis artículos. Moléculas Malucas ofrece aquí un extracto de la entrevista titulada “Archivos ‘en trance’, memorias vivas, y genealogías en (re)construcción”, que Gracia Trujillo Barbadillo realizó en Ca la Dona, un espacio de confluencia de experiencias políticas, de reflexión y producción del pensamiento crítico desde una mirada feminista, a las archiveras lesbianas y activistas Dolors Majoral i Puig y Mercé Otero Vidal.
Ca la Dona, Barcelona, 6 de julio de 2018
Gracia Trujillo Barbadillo: Hola, Lola y Mercé. Si os parece podemos empezar con que expliquéis un poco qué es Ca la Dona.
Dolors Majoral i Puig: Hola, buenos días
Mercé Otero Vidal: Hola, qué tal. Pues mira, estamos aquí en Ca la Dona, estamos en un edificio ahora, que es un edificio de patrimonio, monumental, en el centro de Barcelona, pero la historia de Ca la Dona empieza muchos años antes y para poner una fecha ponemos la del 1988, que fue cuando se hizo una ocupación (…). La biblioteca empezó primero con la idea de que fuera de donación de libros de las mujeres que entre nosotras intercambiábamos, hacíamos, etcétera, pero, por el camino, se cruzaron otras historias emocionantes, como por ejemplo, la pérdida de compañeras que habían tenido mucha conciencia histórica y que habían recogido mucho material y entonces aquí es cuando Lola puede explicar que, precisamente el fondo, podríamos decir inicial, de lo que es el archivo de Ca la Dona, pues pertenece a los papeles y a la documentación que había recogido Gretel Ammann.
Dolors Majoral i Puig: Sí, fue a raíz de su traspaso, en el año 2000, que yo me encuentro con todo lo que ella había ido, tanto trabajando como publicando como no publicando como en todo lo que participó, y era una persona que lo guardaba todo, todo, todo, todo, ¿sabes? Era casi obsesivo porque incluso un dibujo en una servilleta de bar lo tenemos, y todas las inscripciones, propagandas, carteles. Teníamos por suerte un piso muy grande … (…) y la obsesión de Gretel era guardarlo todo, que no se pierda, que la gente lo sepa, que el archivo, el archivo, y la presencia histórica, y yo claro, no podía tirar a la basura porque tenía que dejar el piso… claro, es de conciencia. Me llevé unas cuantas cajas a casa de mis padres, unas cuantas más importantes así de trabajos de ponencias los llevé, les dije a Ca la Dona: mira, es que tengo esto y para que no se pierda… Sí, sí, sí, tráelo y eran… unas seis cajas traje el primer día (…) Traje luego los carteles, los libros, las pancartas, todo, todo, todo lo que habíamos guardado. Y las mismas mujeres de Ca la Dona pues ya iniciaron con ello lo que es el archivo y centro de documentación (… ). Por suerte, con una pequeña subvención que nos dieron en el Institut Catalá de las Donas, con una compañera hicimos una página web, una cosita así de poner en orden, con una mujer que tuvo también un empleo subvencionado de documentación de Ca la Dona, pues entre las dos pusieron un poco de orden para poder empezar a clasificar, porque si no, estaba todo muy mezclado, incluso ahora lo que tengo, aún hay cajas mezcladas porque me lo tuve que trabajar y pasar todo, todo yo sola; nadie me ayudó ni nada. Y ahora ya parece que a partir de tener estos documentos, de saber el valor histórico, de aprovechar la obsesión de Gretel de poder pasar a la Historia, de que se conociera en el futuro el trabajo y de que se guardaran todos los documentos, pues otras mujeres también han hecho sus aportaciones y el centro de documentación ahora es amplio y grande y ya hay bastantes donaciones de mujeres también luchadoras y escritoras, de todo, y ahora también ya se ha hecho grande con todos los trabajos y temas y textos de las pancartas, los carteles. Hay conciencia de ir guardando todo lo que se va produciendo y por eso esta instalación tan…, tan majestuosa que tenemos ahora en Ca la Dona que la disfrutamos entre todas, claro.
M. O.: Bueno, en el fondo, el de Gretel hay que buscarlo, si todavía está en la página web o está colgado en la página web de Ca la Dona, es [Fons] GAM, es el anagrama, es Gretel Ammann Martínez. Entonces, hay que hacer una distinción entre lo que es biblioteca y lo que es archivo porque, o sea, pensando un poco, la tradición de las bibliotecas es una tradición, como si dijéramos, que tiene que ver con la divulgación, con ponerlo todo al alcance, de la mano. En cambio, la tradición de los archivos es una tradición más notarial, entonces es guardar de otra manera; o sea preservar la memoria y guardar los documentos, claro, si pensamos a efectos notariales es por problemas judiciales, herencias, etcétera. Entonces claro, si nos planteamos un archivo del Movimiento Feminista o un archivo con fondos lesbianos hay que pensar también en otra percepción de lo que es un archivo, o sea que no es el archivo de la Corona de Aragón, o sea un archivo de este tipo, no es el Archivo Nacional de Cataluña, es otro tipo de archivo. O sea, esto es, estamos trabajando en esta idea, o sea, lo que es una biblioteca y las bibliotecas especializadas, etcétera, todo esto es como más fluido, se sabe más, pero lo que es un archivo y un archivo de este tipo y cómo tiene que tratarse y, y entonces qué uso público hay que darle, esto no es tan fácil.
G. T.: Claro.
D. M.: Entonces en eso estamos aprendiendo mucho, estamos aprendiendo mucho por el camino.
G. T.: Yo creo que, en ese sentido, es muy importante que las personas que estáis colaborando, trabajando en el archivo, sois militantes feministas y tenéis un conocimiento de los fondos que tenéis entre manos ¿no?, como decía Lola…
M. O.: Sí, sí, sí… en realidad, actualmente, por problemas de tipo económico, estamos voluntarias activistas feministas, y todas somos mujeres jubiladas, profesoras de instituto, archiveras y bibliotecarias jubiladas, etcétera. O sea que, en este sentido…, pero activistas feministas, esto va por delante, porque hemos tenido que, bueno, que elaborar aunque ya había otros centros de Estudios de Mujeres, de Archivos y Bibliotecas de Mujeres, aunque ya existen, y hay un thesaurus, pero aquí lo hemos como perfeccionado, o sea, hemos estudiado mucho cómo podíamos ampliar, cómo podíamos…, porque claro, una cosa son los Archivos y Bibliotecas de Mujeres, que tienen que ver, que pertenecen a una Institución, al Instituto de la Mujer en Madrid o aquí, al Institut Catalá de les Dones, o Emakunde o en Andalucía, donde sea. Pero este es que es del Movimiento Feminista, entonces este tiene como otras características, o sea, porque lo otro pues tiene unos elementos que ya vienen dados por la propia institución, entonces en cambio esto aquí, pues esto no se da.
G. T: Esto quería preguntaros también, ¿qué otros archivos hay, por ejemplo, aquí en Barcelona? ¿Archivos feministas?
M. O: Bueno, archivos feministas que tengamos así, noticia, pues el Institut Catalá de les Dones tiene su biblioteca de archivo. Hay una biblioteca popular que tiene una tradición de mujeres, que es la Bonnemaison, que había sido un centro de cultura de mujeres anterior a la Guerra Civil y entonces allí había documentación y había libros específicos del mundo de las mujeres. Entonces esta biblioteca quedó en la época franquista en las manos de la Sección Femenina del movimiento o de las bibliotecas populares de la Diputación y entonces no generó, o sea, no siguió esta línea, pero existe, allí existe un fondo que es un fondo importante, es un fondo interesante.
G. T: El Casal Lambda, por ejemplo, tiene un archivo también.
M. O: Sí, el Casal Lambda, pero claro, una cosa es el movimiento feminista y otra el movimiento gay, entonces, aunque en momentos ha habido relaciones, pero siempre hemos mantenido, incluso las lesbianas, las lesbianas feministas, hemos mantenido una autonomía, o sea, unos espacios propios. El Casal Lambda tiene un archivo y una biblioteca fantástica, que pertenecen sobre todo al archivo personal de Armand de Fluviá. Ahora, todo el movimiento de archivos y bibliotecas LGTBI o de mujeres se ha puesto sobre la mesa porque se han cumplido los 40 años de las Primeras Jornadas Catalanas de la Dona, que fueron en el 76 en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona, y de la primera gran manifestación gay y lesbiana que hubo en las Ramblas de Barcelona en el año 77. O sea, consecuencia de la celebración de estos 40 años, ha habido la necesidad, porque los publicistas, la gente que hace documentales, o sea la prensa, radio, televisión, se ha movido mucho para ver qué fondos, cómo lo ilustraban, qué documentales hacían, etcétera, etcétera. Y entonces aquí, nos hemos movido y nos hemos dado cuenta de la importancia que tenía lo que teníamos, o sea porque había unas demandas y entonces, poder…, la gente se quedaba sorprendida de que podíamos atender estas peticiones, porque verdaderamente los materiales los habíamos guardado y los materiales existían. Bueno no sé, aquí en Barcelona, además, actualmente, el Ayuntamiento, la regidora, que es Laura Pérez, es regidora de feminismos y LBTBI junto. Entonces esto tiene unas ventajas y unos inconvenientes, pero a efectos de estas celebraciones de los 40 años, en el 76 y el 77, por tanto, en el 2016 y en el 2017, también ha tenido sentido que estuviera junto porque ha sido a partir de la regiduría del Ayuntamiento que se ha gestionado mucho de esto, bueno de esta publicitación de lo que es el movimiento feminista y de lo que es el movimiento LGTBI.
G. T: ¿Qué tipo de materiales tenéis en el archivo, pensando en la gente que no lo conoce? Aparte del de Gretel, todos sus fondos, tenéis las donaciones que estáis comentando de muchas compañeras, ¿no? ¿Y los materiales son todos de Cataluña o son también del movimiento feminista estatal?
M. O: Sí, pero resulta que, claro, el movimiento feminista catalán ha mantenido sus relaciones con la Coordinadora estatal, sobre todo aquí en Ca la Dona a partir del grupo Xarxa Feminista. El nombre de xarxa, que quiere decir “red”, es la que mantiene, pues, que no sea el centralismo de Barcelona, sino que sea de todo el resto de Cataluña y también del resto del Estado español, ¿no? Barcelona ha sido siempre, bueno Cataluña en general y Barcelona más, una ciudad de paso, o sea, una ciudad en la que aquí ha habido mujeres de todas partes del Estado español y además también, mujeres extranjeras; entonces tenemos colecciones de carteles o colecciones de revistas, o sea que no son de aquí, que no son catalanas ni sólo españolas, pero nos han llegado yo que sé de una compañera alemana, pues 10 números de… tal, tal, o nos han llegado unos carteles de unas compañeras francesas que han pasado por aquí. O sea, que el fondo, es verdad, es Barcelona, Cataluña, esto es el centro, pero que hay material que a la gente le sorprende y, actualmente, con todas las mujeres migrantes que han llegado, mujeres sudamericanas, sobre todo, hay mucho material, sobre todo de posters y tal. Y las donaciones, no tan solo son donaciones personales, por ejemplo, hemos hablado de Gretel y otra donación que todavía no tenemos trabajada, pero que es muy interesante, es la de Encarna Sanahuja, que fue una arqueóloga y profesora en la Universidad Autónoma de Barcelona (…) Bueno, y después, no tan sólo personales como en estos casos sino de grupos de mujeres que se han hecho y se han deshecho, o sea, el movimiento de mujeres, los grupos feministas pues, tenemos una vida que, a veces, pues cuando se cumplen unos objetivos, pues ya parece que, o por cambio de edad, por cambio generacional… Aquí hubo un grupo de mujeres que nos llamábamos “Las Mayores”, Las Grans (…) Otro grupo de lesbianas, el grupo Lesbos, que también estuvo aquí, en la casa, el grupo de lesbianas feministas que estuvo funcionando según en qué momentos parece que baja la frecuencia, parece que desaparece, y luego vuelve a surgir. Ahora surge un grupo, Bollos en teoría, entonces, pues es una continuación, pero con otra forma, y con otras mujeres y de otra generación. Pero los fondos los tenemos de antes, los de las lesbianas feministas de antes, los tenemos, los del grupo Lesbos, y ahora, lo que estamos es recogiendo, que es mucho más fácil porque como todo ya está digitalizado, pues solo entrando, ya tenemos todos los documentos que trabajan las compañeras de Bollos en teoría, cada mes cuando se reúnen. O sea, esto también ha cambiado mucho, la presencia de Internet, de las nuevas tecnologías estas, pues ha hecho que, claro, que todo lo que es papel tiene que tener un tratamiento muy especializado porque tenemos que saber que son materiales que tienen una obsolescencia, o sea que van a desaparecer, y por lo tanto hay que digitalizarlos; las fotografías, las cintas magnetofónicas, guardamos todos los aparatos de grabación de cinta magnetofónica porque todavía tenemos las cintas de VH.
G. T.: Quería preguntarte, Lola, sobre la importancia de archivar, de esta conciencia que tenía Gretel de guardarlo todo que tú decías antes, de hasta una servilleta con un dibujo. ¿Cómo lo ves tú hoy en día? ¿Crees que esto es una cosa que ya no tiene mucha importancia o que sí o…?
D. M.: No es que tenga mucha importancia, tiene súper mucha importancia (risas) porque aunque ahora la facilidad, que comentaba Mercé, de la digitalización, que sí, que es cierta, que es facilísimo y es cómodo, pero cuando Gretel escribía o participábamos en cualquier actividad, cualquier congreso, la semana de lesbianas en Berlín o la Feria del libro feminista tanto en Holanda como en Australia, en estas cosas, no existía Internet, no te podías conectar más que con carta o por teléfono, y las cartas o los escritos, sí que Gretel tenía su obsesión de guardarlo, guardarlo todo pero es que guardaba incluso la cajetilla de cerillas que le habían regalado en el aeropuerto, o sea que, todo, todo, todo, todo, te diré que es increíble la cantidad de libros, además, que he regalado… (…) Y su obsesión era más que guardar para la posteridad, que también era, también su obsesión de decir, es que si no lo saben, no sabrán que hemos existido, y su obsesión de pasar a la historia, pero no como personaje histórico sino de que se sepa el trabajo de las mujeres y de las reflexiones de las mujeres, y sobre todo, de ella, que era la participaba en todos los congresos y jornadas de toda España y de donde podíamos ir, allí estábamos. Siempre participando, colaborando con creaciones, con aportaciones, tanto en París, como en Berlín, como en…ya te digo, en todas partes. Y de todo, pues hay constancia, hay papeles, hay participaciones, están las ponencias y cositas así. He hecho lo que he podido, igual hubiese podido dar más pero también he podido rescatar lo que me ha parecido más importante y también más posible de guardar, porque claro, tampoco puedes guardarlo todo, todo, todo, porque es imposible; primero por espacio, luego porque también se deteriora todo. Pero con todo, tenemos vídeos aún que tendremos que pasar a DVD, ya lo comentamos y fotos y eso que aún, aún…también, están para traer.
G. T.: Pero me imagino que también habrá cosas que a lo mejor no quieres donar, ¿no? Materiales que son íntimos o personales…
D. M.: Bueno, mira, unas cuantas cosas de las que traeremos ahora, esta semana próxima, eran las que en un primer momento yo separé del total, porque era algún original y Gretel tenía mucha, mucho cuidado en que el original era una cosa y las fotocopias eran otra; y el original era el original. Y entonces, rescaté un original que, por suerte está recogido y publicado en el libro esté que la Xarxa publicó, o sea que no es ninguna cosa del otro mundo, pero era el original y lo guardé. Y ayer mismo, hablando contigo y así, pensé, pero ¿qué haces tú con esto aquí en casa si aquí se va a deteriorar? Nadie lo va a ver, el día que faltes tú y venga alguien, lo tirará a la basura, hay que bajarlo. Y yo, tengo, pues claro, cuatro fotos de nuestras vacaciones, algún libro, alguna cosa así, claro que sí, pero poco, poco porque prefiero que esté a salvaguarda, que es lo que es el Centro de Documentación (…)
G. T.: Sí, esto es una cosa que os quería comentar también, creo que es fundamental que el espacio, por ejemplo, en este caso el de Ca la Dona, sea uno en el que la gente confíe, por decirlo de alguna manera, o sea, que les apetezca traer los documentos que tienen en sus casas. Esto es algo que nos estamos encontrando mucho, que la gente tiene, muchas activistas tenemos, materiales de archivo en nuestras casas pero no está muy claro dónde llevarlos por diferentes razones. Luego también está, pensando en estos espacios, todo el reto de lo que conservas y lo que no, como apuntaba Mercé, y cómo estamos contando la historia o, mejor dicho, las historias de nuestro movimiento, ¿no? Estas son cuestiones que no podemos pasar por alto, desde luego.
M. O.: Sí, pero precisamente cuando se produce, cuando hay una pluralidad, se corrigen, como si dijéramos, los vacíos que puede haber, o sea que, aunque una de nosotras pues haya decidido que aquello no, pues es posible que la otra decida que aquello sí y que por lo tanto, se pueda compensar. O sea que en realidad también tiene este otro lado añadido, o sea que entre todas quizá llegaremos a explicarlo todo aunque hayamos hecho o las compañeras hayan hecho sus reservas, pero entre todas llegaremos a explicarlo todo. Al menos esto es un poco también la utopía, lo que esperamos, ¿no? o sea, dejar un material que sea suficiente plural y diverso como para que pueda haber todos estos matices…
G. T.: Sí, sí…y luego yo creo que es muy importante que los archivos sean también entes vivos, quiero decir que, entre otras cosas, esté cuanto más accesible la información mejor, que se pueda venir y consultarla. Claro, que esto pasa por, como hablábamos antes, organizarla, tener recursos para ello y tal, pero bueno, al final tiene que ser algo abierto, que la gente pueda acceder a los materiales, ¿no os parece?
D. M.: Evidentemente, pero piensa que nosotras somos todas, como ha dicho Mercé, voluntarias totales o sea que no hay gente a sueldo ni somos institución o sea que dependemos de la voluntariedad y del trabajo gratuito, como si dijésemos. Claro que sí, la intención es que la gente pueda consultarlo y pueda sacar conclusiones, pero tampoco de momento lo tenemos tan, tan abierto porque ya has visto que tampoco está del todo bien catalogado ni bien puesto. Estaba en trance (risas), estamos en ello, estamos en ello (…)
*Gracia Trujillo Barbadillo es Profesora de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid y activista feminista-queer. Autora de dos libros, Identidades y acción colectiva (2007) y Deseo y resistencia. Treinta años de movilización lesbiana en el estado español, 1977- 2007 (Madrid: Egales, 2008; 2ª edición en 2020), y de un número amplio de publicaciones sobre teorías y prácticas políticas feministas y lgtbi-queer; memorias y archivos; pedagogías queer, y reproducción y parentesco no heterosexual, entre otros temas. Ha formado parte de proyectos de investigación a nivel nacional e internacional, como el proyecto europeo HERA, Cruising the 1970s. Exploring pre-HIV/AIDS Queer Sexual Cultures, y, como asesora para el caso español, en el proyecto financiado por el ERC, Intimate-Citizenship, Care and Choice. The micropolitics of intimacy in Southern Europe. Recientemente ha coeditado Fiestas, memorias y archivos. Política sexual disidente y resistencias cotidianas en España en los años setenta (Brumaria, 2019); Reimaginar la disidencia sexual en la España de los 70 (Bellaterra, 2019), Maternidades cuir (Egales, 2020) y Queer epistemologies in education. Luso-Hispanic dialogues and shared horizons (Palgrave McMillan, 2020).
El trabajo publicado aquí es un extracto del libro Fiestas, memorias y archivos. Política sexual disidente y resistencias cotidianas en España en los años setenta, coordinado por Gracia Trujillo y Alberto Berzosa, y publicado en 2019 en España por Brumaria,
Moléculas Malucas. Mayo de 2021.
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